miércoles, 28 de octubre de 2015

EL TEMPLE EN ARAGÓN

EL TEMPLE EN ARAGÓN. Jesús Martínez Fabón.
 
Introducción
 
Hace algún tiempo me comentaba Sebastián la posibilidad de incluir en el programa un breve comentario sobre los pueblos aragoneses donde dejaron su huella los caballeros Templarios o Pobres Conmilitones de Cristo, como se llamaran al principio; o Los Caballeros de la Capa Blanca como les denominaron con respecto y temor en el Islam y con admiración y reverencia en el mundo cristiano. Tarea que cumplimentaré con la frecuencia que me permita el lamentable estado físico en el que me encuentro. 
 
Por instalarse, primeramente, en el Templo de Salomón, del que se declararon guardianes, se les aplicó el nombre de "templarios" y a la orden por ellos fundada Orden del Temple.
Sin embargo, antes de seguir adelante, debo hacer una breve sipnosis de la Orden del Temple para que quienes sean legos en el tema, conozcan someramente esta orden religioso-militar.  Aunque, para dar una imagen que se aproxime a la realidad, harían falta muchos programas si quisiéramos cumplir mínimamente tal objetivo.  No obstante, quiero dar unas pinceladas que sean, por lo menos, un esbozo de la figura histórica que, realmente, es un importantísimo hito histórico, no solamente medieval sino básico y significativo para todas las épocas posteriores, incluso fundamental para la sapiencia que ha llegado hasta nosotros.

- Fue la primera y más importantes orden religioso-militar, ya que aunque la Orden del Hospital o de San Juan de Jerusalén, o más tarde Orden de Malta, fue fundada con anterioridad (año 1048), lo fue como orden monástica, convirtiéndose luego en orden religioso-militar (año 1138), 20 años después que El Temple.  No obstante, no sé si catalogar al Temple, como orden religioso-militar o como orden militar-religiosa que aunque parezca igual es bien diferente.  Así opinan otros estudiosos de la Orden del Temple.
 
- Fundada teóricamente en el año 1118, en el año 1127 san Bernardo los presentó al papa Inocencio II, quien los reconoció como orden en el concilio de Troyes año 1128, dándoles color de hábito y cruz emblemática. Entonces ya eran nueve caballeros fundadores. En 1109 habían dado los primeros pasos su fundador, Hugo de Payns y otros dos caballeros, Geoffroy de Saint-Omer y Andrés de Montbard (tío de san Bernardo de Claraval, abad del Cister en Clarivoux, quien también redactó la primera regla de la orden).  Es importante fijarse en la presencia reiterada del cabalísy de ltico número 9 en los períodos fundacionales: 1909+9 = 1118.  1118+9=1117.  Nueve caballeros fundadores.  Nueve = 3 veces 3.  Al principio fueron tres caballeros.  El número 3, mágico por excelencia en todas las filosofías y religiones, generador de las "trinidades". El fundador de El Temple, Hugo de Payns, siendo muy joven, luchó en la Primera Cruzada, en las mesnadas del conde de La Chanpagne, Hugo Rigaud, quien, además, sería el octavo caballero fundador a las órdenes del primer Gran Maestre.

- En 200 años de existencia, hasta que fueron ignominiosamente masacrados y borrados de la memoria histórica, alcanzaron un esplendor inusitado.  Sus posesiones (más de 6000 castillos, encomiendas, núcleos de abastecimiento agrícolas y ganaderas, factorías etc., en toda Europa, dan fe de su poderío.  Llegaron a manejar un capital equivalente al que representaría hoy el de todos los bancos de Europa unidos. Innovaron las técnicas comerciales y bancarias.  Inventaron nuevas formas para la estrategia en las batallas.  Su bravura no parecía tener límites, atacando al enemigo una y otra vez hasta que los ejércitos contrarios eran siete veces superiores.  Ganaron las batallas más significativas en Tierra Santa y en la Reconquista Española, por ejemplo en Las Navas de Tolosa (año 1212) y estuvieron presentes en la toma de las más importantes ciudades; siempre iniciando los combates gritando su lema:

"Non nobis, domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam" (No para nosotros, señor, no para nosotros, sino a tu nombre glorifica).
 
Los ejércitos templarios llegaron a ser más numerosos y poderosos que los de muchos reyes que tuvieron a sus pies.
 
- Fueron promotores y financiadores del gótico.  Es de suponer que en esta empresa gastaron gran parte de sus riquezas, aunque el verdadero tesoro que guardaban era su sabiduría. El Temple tenía médicos, cirujanos, cabalistas, teólogos, filósofos, matemáticos, químicos, alquimistas, astrónomos, astrólogos, cartógrafos, navegantes, incluso sacerdotes y obispos, etc.  E incluso hubo algunos papas templarios.  La iniciación sapiencial que poseían es insospechable.  Conocimientos provenientes de una antiquísima fuente y con las innovaciones que adquirieron en las juderías, aunque parezca una incongruencia.  Recordad que el saber y conocer da poder y el poder da riqueza.  Eran como una Iglesia dentro de la Iglesia y un Estado independiente.  Este fue su mayor delito.  Fueron la convulsión innovadora y renovadora del "cambio de milenio".
 
- Los templarios aparecen en España en 1130 y se establecen primeramente en Aragón, tal vez por la fraternidad que mantenían con los reyes aragoneses (No olvidemos los legados de Alfonso el Batallador y de Jaime el Conquistador y que ya lucharon junto a Pedro II en la Cruzada contra los Cátaros Albigenses, guerra en la que murió el rey aragonés en defensa de sus súbditos que eran Cátaros Liliana bajo).  Desde aquí pasaron a Navarra y se expandieron rápidamente por toda la Península Ibérica.

- Hollaron todo el mundo conocido y también el desconocido.  Está casi demostrado que desde el puerto francés de La Rochelle partieron, repetidamente en frágiles barcos a Sudamérica, en busca de plata, siendo lógicamente Argentina uno de los lugares de destino.

Con este breve boceto, comenzaremos a viajar por Aragón, procurando dar alguna pincelada del medievalismo en el que se desarrolló el fenómeno templario que, más que un accidente medieval, fue un hecho histórico mundial que transformó la vida y usos para el futuro, hasta alcanzar nuestro presente. Porque, a pesar de su aparente desaparición, la filosofía y sabiduría del Temple no desapareció.  Una obra de tal envergadura no puede desaparecer con el desvanecimiento físico de quienes la idearon y llevaron a cabo. Siempre hay una entidad, sea cual fuere, personal o grupal, que es heredera del atesorado depósito. Fue, simplemente, una "muerte iniciática", renovadora e innovadora.  Una muerte a una vida ya obsoleta.  Sencillamente podían ya exclamar: "¡Misión cumplida!" Una suerte conocida de antemano, desde el principio, y minuciosamente preparada. Igual que ellos fueron depositarios de una sabiduría, de unos secretos sacrálicos ancestrales, sabían quién o quienes iban a ser el depositario o depositarios de su verdadero tesoro.  Aparte de lo expuesto, sabido es que los "servicios secretos" del Temple, nada tendrían que envidiar a los actuales métodos de espionaje, estando introducidos tanto en el clero como en los palacios reales.  180 años después de su disolución dejaron su impronta en las carabelas de Colón y, 481 años después, en la ejecución de Luis XVI, por razones muy poderosas.
 
Prometo ser más breve en posteriores comentarios.  En el que ahora ofrezco no podía serlo más, si quería dejar una mínima constancia de lo que fue la Orden del Temple, sin detenerme a comentar su filosofía religiosa, con sus "Vírgenes Negras" a las que llamaban "Nuestra Señora de...". Nuestra Señora la Mayor, hoy la imagen de Nuestra Señora del Pilar, por ejemplo... No obstante si algún oyente quiere alguna aclaración sobre el tema, con mucho gusto responderé, si está en mi mano y sé hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.