Raúl Vallés, expresidente de FACAO |
Cuando se habla, escribe, o incluso se gobierna,
pretendiendo tergiversar la realidad, al final se acaba descubriendo que la
pretendida liebre que se quiere vender, no es tal sino gato. Don Lluís Rajadell,
que comparte periódicamente en LA COMARCA la columna de un colectivo de
defensores de la lengua catalana en Aragón, denominada Viles i
gents, en este periódico de fecha 25-01-2008, expone unos asertos que,
sin ser maquiavélicos, se fundamentan en la poco ética filosofía de decir una
pequeña parte de la verdad, pero omitiendo la mayor. Esto, va parejo a la
persistente idea catalanista de considerar artículo de fe algo que no ha sido
probado por las “altas autoridades en la materia” (en este caso, no religiosas,
sino lingüísticas).
El señor Rajadell quiere justificar la discutida, y
discutible, denominación de “Franja” –sola o con apellido- que supuestamente
pretenden inscribir en el Registro de la “Propiedad Intelectual” catalán, o
mejor decir, catalanista. Este señor dice que esta zona oriental de Aragón,
desde la Transición “ha sido denominada popular y académicamente La Franja”,
porque “tiene una forma alargada”. ¿Qué parte de Aragón considera el señor
Rajadell que comprende esa “Franja”? Porque si la misma incluye –como los
catalanistas afirman y pretenden- todos los pueblos de Teruel que son bilingües,
la inclusión en ese saco catalán de Aguaviva, La Ginebrosa, La Cañada de Verich,
Torrevelilla, Belmonte de San José, La Codoñera, Fórnoles, La Portellada,
Monroyo, La Fresneda, Valjunquera, Valdeltormo y otros próximos, resultaría que
la forma de esa “Franja”, más que alargada sería cuadrada o redonda con picos,
pero no alargada…
Dice también que esa zona oriental de Aragón
“está situada a poniente del dominio lingüistico catalán”… ¿Le habrá
traicionado el subconsciente al señor Rajadell? Hablar de “dominio” en una
situación en la que está en juego el “dominio” o la apropiación de unos bienes
religiosos y culturales, como los de Barbastro y las lenguas vernáculas de más
de cuarentena municipios –que no hablan catalán sino aragonés oriental o
“chapurreau- constituye un grave lapsus, una ligereza o una frivolidad
política.
Añade el señor Rajadell que, en Aragón, el término Franja
“es visto como peligroso por partes de la sociedad aragonesa”, y cita a FACAO,
tachándonos de ser los “sectores más rabiosamente conservadores y
anticatalanistas”. ¡Claro que somos conservadores, señor Rajadell! Y lo somos
sin “rabiar” y sin morder a nadie de quienes, como usted, pretenden transformar
en un “gato” nuestra “liebre” idiomática que venimos hablando desde hace más de
quinientos años. ¿Algo que objetar?
Al referirse al bochornoso
episodio del Trivial catalán, al señor Rajadell se le escapa un maullido (del
“gato” que pretende darnos por liebre). Habla de una foto de Valderrobres en la
carátula de este juego, pero calla maliciosamente los “errores” deliberados
existentes en algunas de las 1.800 preguntas de ese juego: por ejemplo, decir
que los Països Catalans comprenden “de Salses a Guardamar i de Fraga a Mahó”, y
otros “errores” similares hasta un total de catorce…
Otra “curiosidad”
escrita por el señor Rajadell es que “nos hemos inventado la expresión de
“Aragón oriental” para escapar del “parany” pancatalanista, y añade que el
término “Aragón oriental es la mitad de Aragón”… Esto, o es una broma o
demuestra una simplificación que raya en la subcultura geográfica. Aplicando su
curiosa tesis, esto equivaldría a decir que la España Norte, o la España Sur,
dividirían nuestro país en dos mitades, supuestamente delimitadas por el
kilómetro cero de la Puerta del Sol de Madrid…
Resulta extraño que un
redactor de El Heraldo de Aragón, residente en Teruel capital, exprese ideas tan
peregrinas.
Raúl Vallés
Presidente de
FACAO