La
Federació d’Asociacións Culturáls de l’Aragó Oriental (FACAO) y la Plataforma
Aragonesa No Hablamos Catalán (PANHC) rindieron este domingo un sentido
homenaje al que fuera durante tres décadas párroco de Roda de Isábena, mosen José María Leminyana, y el obispo
emérito de Barbastro-Monzón, Mns. Ambrosio Echebarría.
El
acto, que congregó a un centenar de personas, comenzó con una misa baturra en
la Catedral de Roda de Isábena. La Virgen de las Parroquias (en honor a la
reintegración de las parroquias aragonesas en las diócesis de Aragón) copresidía
la eucaristía y los joteros Roberto Ciria y Jorge Badules, acompañados por la
Rondalla Aires Monegrinos, de Sariñena, cantaron la misa y, al finalizar y ya
en el exterior del templo, interpretaron diversas jotas.
Mosen José María
Leminyana llegó a Roda de Isábena a mediados de los años 70 del siglo pasado y
pronto se convirtió en el estandarte de la reivindicación de la necesidad
de actuar en la restauración de la monumental ex catedral de San Vicente. Se
convirtió en un infatigable cura obrero que manejaba con igual destreza la
piqueta, la pluma y los estudios sobre la historia de la catedral para
recuperarla. Ataviado con un mono azul manchado de yeso y cemento, el cura
albañil no se tomaba más respiro que sus tareas pastorales.
Con
pocas, muy pocas ayudas, pero con una inagotable perseverancia, le devolvió su
prestancia, la hizo "visible" ante la opinión pública con su defensa
y publicidad de su monumentalidad y consiguió interesar en su restauración a la
sociedad y a la clase política aragonesas. También decenas de iglesias y
ermitas de toda la Ribagorza y de las comarcas vecinas contaron con su trabajo.
Leminyana
también fue una figura capital en el delicado proceso de adecuar los límites
diocesanos a los límites autonómicos e integrar las parroquias aragonesas
dependientes por aquel entonces del Obispado de Lérida, en el de
Barbastro-Monzón. Más tarde, se erigiría en uno de los primeros y mayores
defensores de la reclamación de la vuelta a Aragón de los 113 bienes sacros de
dichas parroquias y depositados en Lérida. Es constatable pues, que estos
hechos vienen de muy atrás en el tiempo, a pesar de que la actual clase
política se apunte el tanto.
Por su parte, quien fuera obispo de
Barbastro de 1974 hasta 1995, y obispo de Barbastro-Monzón desde que se creara
esta nueva diócesis en 1995 y hasta 1999, monseñor Ambrosio Echebarría, fue también un gran defensor de la reintegración
de las parroquias aragonesas en la nueva diócesis de Barbastro-Monzón. Además,
destacó en su lucha por la recuperación de los bienes eclesiásticos de las
parroquias del Aragón Oriental retenidos en Lérida. El
17 de septiembre de 1995 se rubricó en la concatedral de Nuestra Señora del
Romeral de Monzón la reintegración de las parroquias oscenses en la diócesis de
Barbastro-Monzón.
Monseñor Ambrosio Echevarría, obispo emérito de la diócesis de Barbastro-Monzón,
fue el responsable de los procesos de beatificación de los Mártires Misioneros,
de Ceferino Jiménez “El Pelé” (el primer gitano beatificado), del ahora santo
Josémaría Escrivá de Balaguer y del obispo Florentino Asensio. Tiene una calle
dedicada a su nombre en Barbastro. Además, monseñor Ambrosio Echebarría fue uno
de los primeros eclesiásticos que se interesó y batalló por la situación del
monasterio de Sijena y de su patrimonio.